Valientes.

Valientes los que rompen botellas clavándoselas en el alma.
Sé que duelen menos las heridas físicas que las del corazón.
Tragamos vino como símbolo de la sangre que se derrama por dentro y no se deja ver. Valentía es lo contrario a cobardía pero a veces es una fina línea lo que lo separa.

sábado, 6 de septiembre de 2014

El Black Jack de mi vida

Quizá fue el mar , o simplemente el cruel destino lo que me hace susurrar cada noche , y lo que me hace ir y caer una y otra vez al triste casino.
Mi familia se desmoronaba era un vicio que no podía retener pero estaba justo en la cima entre la espada y la pared, llámenlo destino o fruto del azar las cartas esta vez me habían jugado una mala pasada .
 Llegué a casa de los padres de Alejandro dónde vivíamos , sola , después de pasar horas y horas en un lugar cerrado donde se pierde la noción del tiempo y lo que apuestas. Al entrar seguía sola , ahogue en un grito desesperado por encontrar a alguno de mis hijos o a mi expareja que es el que estaba cuidando de ellos , mientras yo me ocultaba tras una mentira una mentira de trabajo que en realidad era vicio , aunque yo no pudiera concebirlo.
Tras unas llamadas Alejandro me respondió...
-Carlota , no te acerques a tus hijos mañana voy a solicitar en el juzgado su custodia.
-Alejandro no tiene gracia devuélveme a los niños
-Carlota ha llegado una notificación de que tu casa saldrá a subasta dentro de tan solo unos días te has jugado las escrituras de la casa de mis padres , son dos ancianos y no tenemos dinero el hogar de tus hijos y unos ancianos en un casino. Estás en la calle.
-Lo siento.. perdí el control
PIPIPIPIPI
La vivienda de Eugenia y Martín se encontraba en un barrio obrero no muy cuidada pero carecían de dinero en lo único que eran ricos era en amistad y el amor que conservaban el uno por el otro, eran buenas personas me acogieron en su casa cuando yo ya no era la pareja de su hijo y no tenía trabajo.No puedo pagar la casa , sigo sin tener nada lo paga entera la he gastado en el banco y no tengo ahorros los jugué todos al Black Jack ....Lo perdí.
Eugenia cayó en una enorme depresión y Martín falleció . Alejandro está de ocupa con los niños en un piso y  Eugenia aprovechando los días que le quedaban en la casa.
La casa salió a subasta. Nos informaron de que se había vendido muy rápidamente y el comprador era un hombre humilde y no muy jóven , jubilado.La identidad correspondía a Julio un agricultor soriano que vivía en la parcela de enfrente a la pareja .
Eugenia escuchó el timbre de su ya no propiedad , se acercó y el crujir de la puerta mostró la figura de Julio que vino a comunicarle que él había comprado dicha propiedad para que no se quedaran en la calle ni los niños ni Alejandro ni Eugenia que ya muy anciana padeceía numerosas enfermedades y les ofreció de forma gratuita vivir allí. Fui corriendo al buscar a mis hijos pero al verlos ellos sufrí un fuerte rechazo por su parte ya que no querían ni rozarme he jugado su vida y su futuro . 
Pasaron los días y un juez decretó que los niños tendrían más sostenibilidad a cargo de su padre . Enmudecí , fui a despedirme de los niños pero estos no quisieron ni sentir el roce de mi mano en sus mejillas era obvio , ya no tenía sentido seguir luchando , no tenia a nadie en el mundo.
Yo ya estaba muerta interiormente el día que me enganché y físicamente ya no quería seguir con consciencia de lo que me ocurría y a las orillas del río terminó mi calvario.

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