Quizá fue el mar , o simplemente el cruel destino lo que me hace susurrar cada noche , y lo que me hace ir y caer una y otra vez al triste casino.
Mi familia se desmoronaba era un vicio que no podía retener pero estaba justo en la cima entre la espada y la pared, llámenlo destino o fruto del azar las cartas esta vez me habían jugado una mala pasada .
Llegué a casa de los padres de Alejandro dónde vivíamos , sola , después de pasar horas y horas en un lugar cerrado donde se pierde la noción del tiempo y lo que apuestas. Al entrar seguía sola , ahogue en un grito desesperado por encontrar a alguno de mis hijos o a mi expareja que es el que estaba cuidando de ellos , mientras yo me ocultaba tras una mentira una mentira de trabajo que en realidad era vicio , aunque yo no pudiera concebirlo.
Tras unas llamadas Alejandro me respondió...
-Carlota , no te acerques a tus hijos mañana voy a solicitar en el juzgado su custodia.
-Alejandro no tiene gracia devuélveme a los niños
-Carlota ha llegado una notificación de que tu casa saldrá a subasta dentro de tan solo unos días te has jugado las escrituras de la casa de mis padres , son dos ancianos y no tenemos dinero el hogar de tus hijos y unos ancianos en un casino. Estás en la calle.
-Lo siento.. perdí el control
PIPIPIPIPI
La vivienda de Eugenia y Martín se encontraba en un barrio obrero no muy cuidada pero carecían de dinero en lo único que eran ricos era en amistad y el amor que conservaban el uno por el otro, eran buenas personas me acogieron en su casa cuando yo ya no era la pareja de su hijo y no tenía trabajo.No puedo pagar la casa , sigo sin tener nada lo paga entera la he gastado en el banco y no tengo ahorros los jugué todos al Black Jack ....Lo perdí.
Eugenia cayó en una enorme depresión y Martín falleció . Alejandro está de ocupa con los niños en un piso y Eugenia aprovechando los días que le quedaban en la casa.
La casa salió a subasta. Nos informaron de que se había vendido muy rápidamente y el comprador era un hombre humilde y no muy jóven , jubilado.La identidad correspondía a Julio un agricultor soriano que vivía en la parcela de enfrente a la pareja .
Eugenia escuchó el timbre de su ya no propiedad , se acercó y el crujir de la puerta mostró la figura de Julio que vino a comunicarle que él había comprado dicha propiedad para que no se quedaran en la calle ni los niños ni Alejandro ni Eugenia que ya muy anciana padeceía numerosas enfermedades y les ofreció de forma gratuita vivir allí. Fui corriendo al buscar a mis hijos pero al verlos ellos sufrí un fuerte rechazo por su parte ya que no querían ni rozarme he jugado su vida y su futuro .
Pasaron los días y un juez decretó que los niños tendrían más sostenibilidad a cargo de su padre . Enmudecí , fui a despedirme de los niños pero estos no quisieron ni sentir el roce de mi mano en sus mejillas era obvio , ya no tenía sentido seguir luchando , no tenia a nadie en el mundo.
Yo ya estaba muerta interiormente el día que me enganché y físicamente ya no quería seguir con consciencia de lo que me ocurría y a las orillas del río terminó mi calvario.
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